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¡En tierra de ofendidas no hay asertividad que aguante!

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  • 28 ago 2019
  • 3 Min. de lectura

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Tierra de ofendidas


En los últimos meses he estado trabajando mucho con empresas que necesitan coaching y capacitación en temáticas de comunicación, puesto que esta es una de las principales habilidades que se busca que una persona tenga desarrollada, tanto para la construcción de relaciones fortalecidas con el cliente externo como con el cliente interno, y que en su mayoría, la gente la ha desarrollado en diferentes grados y con muchas falencia, lo cual repercute en los diferentes entornos en los que nos desenvolvemos.

Resulta que los problemas más comunes de comunicación, que posteriormente derivan en climas organizacionales pobres, desmotivación, malas relaciones entre compañeros de trabajo e incluso bajo rendimiento laboral, son los problemas relacionados a la falta de asertividad, a los chismes de pasillo, a incapacidad de las personas a expresar sus opiniones, necesidades y sentimientos por temor a que los demás se ofendan.

Si bien, podemos encontrar gran variedad de artículos y videos en internet sobre “cómo desarrollar la asertividad”, verán ustedes que “como dejar de ser susceptible”o “como dejar de ofenderme tan rápido”no son temas muy populares, por lo que he decidido dedicarle unas líneas a este tema.

Wayne Dyer en su libro El Poder de la Intención dice: “Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres”.Ya que todas las personas constantemente emiten sus opiniones, sentimientos y críticas. Y aunque efectivamente existe gente maleducada o que no tiene filtro al hablar, muchas veces es el receptor quien tergiversa el mensaje y ve ofensas donde no las hay. No es posible practicar la asertividad en tierra de ofendidos, puesto que donde reina la susceptibilidad se pierde la libertad de expresarse sin temor, o el asertivo se vuelve el tirano entre los ofendidos.

Por tanto, cuando pensamos, enseñamos y practicamos la asertividad es importante saber que, así como nosotros tenemos el derecho de decir lo que pensamos, sentimos y queremos, de manera clara y concisa, los demás también tiene el derecho a decir no, a estar en desacuerdo y defender sus propios puntos de vista, obviamente sin utilizar un lenguaje agresivo o denigrante hacia su interlocutor.


Reconocer los derechos asertivos del otro, nos ayuda a liberarnos de la susceptibilidad y asumir que si nuestra colega nos pide de vuelta el manual que nos prestó, si el jefe hace una observación a nuestro informe o si nuestro colaborador no está de acuerdo con un procedimiento, NO QUIERE DECIR QUE ESTAN EN CONTRA DE NOSOTRAS, o que existe un doble sentido en sus palabras o seguramente es algo personal porque no somos de su agrado. ¡Nada de eso! Simplemente ellas también están haciendo uso de su derecho de expresarse libremente.

Según los psicólogos, la susceptibilidad es una hipersensibilidad narcisista, muchas veces fruto de la baja autoestima, donde las personas se sienten constantemente criticadas o atacadas por otros, por ello les dejo a continuación algunos consejos para mantener la susceptibilidad a raya:


Reconoce el problema y trabaja:El primer paso es tomar consciencia de que existen situaciones que nos ponen más susceptibles que otras y que muchas veces actuamos desproporcionadamente. Admitir que somos susceptibles o nos ofendemos por cosas vanas, nos ayuda a buscar soluciones.

No te lo tomes personal: Uno de los cuatro acuerdos del Dr. Miguel Ruiz nos dice que no nos tomemos nada personalmente, puesto que, lo que otros dicen sobre ti, tiene que ver con ellos y no contigo. Cuando te tomas las cosas personalmente, te sientes ofendida y reaccionas defendiendo tus creencias y creando conflictos. Haces una montaña de un grano de arena porque sientes la necesidad de tener razón y de que los demás estén equivocados.

No todo tiene doble sentido:Deje de buscarle 5 patas al gato o pensar en el lado oscuro que tienen las frases que te dice la gente, vive más relajada.

Comuníquese:Aprenda a expresar sus sentimientos, y si algo no le agrada, la lastima o la incómoda, antes de enfadarse explique cuáles son los comentarios o acciones que la molestaron y por qué.

No eres perfecta:Nadie lo es, así que cometeremos errores y no faltara quien nos lo diga, por tanto, aprende de las críticas, quiérete a ti misma y ríete de tus chapulineadas, así es más fácil aprender.

Patricia Cassab Coach Profesional ICC / Coach Organizacional

 
 
 

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